Viaje Camboya

Esencia de Asia

Autor: Enrique Domínguez Uceta
Autor Imágenes: Enrique Domínguez Uceta
Fecha Publicación Revista: 02 de noviembre de 2012
Fecha Publicación Web: 02 de noviembre de 2012
Revista nº 439

Apretada entre Vietnam y Tailandia, Camboya renace pausadamente tras largos años de guerra y de sufrimiento bajo el dominio de los Jemeres Rojos y de Pol Pot. Hace ya década y media que terminó el imperio del terror, y el país destila sus esencias más puramente asiáticas, desde la humildad de sus campos de arroz y de sus pescadores y artesanos. Sin prisa pero sin pausa han comenzado a construir una infraestructura turística que permite mostrar las maravillas que les ha legado su historia. Entre ellas, los incomparables templos de Angkor.

El viaje a Camboya combina las comodidades y seguridad que exigen los viajeros occidentales, y las imágenes del Asia inmutable de aldeas, campos de arroz y búfalos de agua, una estampa del tiempo de la Indochina colonial francesa. Con un tamaño que duplica al de Andalucía, Camboya se extiende desde la costa del Mar de la China hacia el interior combinando los arrozales con extensas superficies de bosques tropicales.

La mayor parte de la población se agrupa en las orillas del gran lago Tonlé Sap y en las del río Mekong, que atraviesa el país de norte a sur. Donde el Mekong une su corriente a la del río Tonlé Sap se levanta la capital, Phnom Penh. El centro del país, llano, agrícola y bien irrigado, aparece rodeado por pequeñas cadenas montañosas que sirven de fronteras naturales. En el noreste se encuentran las zonas más selváticas y remotas, donde el parque nacional Virachay esconde tigres, leopardos, rinocerontes y elefantes.

Las costas de Camboya sobre el golfo de Tailandia suponen más de cuatrocientos kilómetros en los que conviven playas y manglares bien conservados, cargados de fauna y de vida salvaje.

Sihanukville es la ciudad moderna y el puerto principal de esta franja costera que todavía no se cuenta entre las más frecuentadas por los visitantes.

La larga historia del país está vinculada a la del pueblo jemer, que adoptó la cultura y la religión procedentes de la India.

A partir del siglo V, los antiguos reinos de Funan y Chenla dominaron el país y, temporalmente, a los países vecinos.

El periodo de mayor esplendor corresponde a los siglos IX al XIII, cuando Angkor levantó los templos más impresionantes del continente. Más tarde, decayó el poder jemer hasta que, en 1863, el país se convirtió en un protectorado francés que mantuvo en el poder a los monarcas locales.

La Indochina francesa alcanzó su independencia en 1953, antes de implicarse en la guerra de Vietnam y sufrir el genocidio de los jemeres rojos. Desde finales de los noventa, el país ha vuelto a constituirse en Reino de Camboya.

Ruta salvaje

Conviene empezar el viaje por Phnom Penh, capital del país desde que se abandonó Angkor en el siglo XV. Hoy acoge a un millón y medio de los catorce millones de habitantes del país, que parecen ir todos en moto formando enjambres que circulan de manera caótica. Para moverse resulta aconsejable tomar una moto-taxi, motodop, o un motocarro, un tuk tuk o remork, y dejarse llevar después de haber acordado el precio del trayecto. La delincuencia apenas existe, pero el coste de los servicios es muy variable.

Phnom Penh tiene mucho que ver, desde las pagodas antiguas, Wat Phnom, que dieron nombre a la ciudad, hasta las más ostentosas, como la Pagoda de Plata, que cubre su pavimento con cinco mil baldosas de este material. El templo guarda también un Buda Esmeralda tallado en cristal y una imagen de Buda fundida en oro, con más de 9.500 diamantes. A su lado se encuentra el hermoso Palacio Real de agudos tejados dorados, obra moderna, de finales del siglo XIX, realizada durante el protectorado.

La memoria del tiempo colonial se mantiene en la Estación de Ferrocarril, la Biblioteca Nacional, el hotel Raffles, la Oficina de Correos y el antiguo Banco de Indochina convertido hoy en restaurante de lujo Van’s, de cocina francesa. El Museo Nacional atesora obras maestras de la escultura jemer de todos sus periodos. La memoria de los crímenes de los jemeres rojos se guarda en el museo Tuol Sleng, antiguo centro de detención y tortura, y en Choeung Ek, un macabro campo de exterminio, cuya existencia conoció el mundo a través de la película Los gritos del silencio.

El Mercado Nuevo de Pnomh Penh, Psar Thmey, es un gran edificio de estilo Art Decó construido por los franceses, donde se encuentra artesanía y joyería de oro y plata. Los mercados venden sedas y kromas, los típicos vestidos camboyanos, junto a los alimentos del país.

En los puestos, impresiona la variedad de frutas, el olor pestilente del durián y el color verde de las naranjas que toman con sal y picante. El pescado de río es protagonista de la dieta camboyana, junto a las carnes de pollo y de cerdo, aunque se comen también saltamontes, caracoles, ofidios y ranas.

Quien permanezca un par de días en la capital tendrá ocasión de probar la sabrosa cocina jemer, semejante a la tailandesa, pero con menor cantidad de picante. Buenas referencias son las mesas de Chow Restaurant, P & K, o Fish Riverfront, y los restaurantes de hotel en Le Royal y en el Xiang Palace.

La zona más frecuentada por los viajeros es Sisowath Quay, el paseo a orillas del río Tonlé Sap, donde se acumulan restaurantes y hoteles, y atracan los barcos que llevan hasta Siem Reap, puerta de acceso a los templos de Angkor.

La gran ciudad

Se puede llegar en cinco horas con un barco exprés, pero hay cruceros de tres días para disfrutar del río y el lago Tonlé Sap, el mayor embalse natural de agua dulce de Asia. Pescadores y campesinos se desplazan en canoas, habitan en palafitos, forman aldeas flotantes y viven a ras de agua. Los barcos llegan hasta Chong Kneas, un típico pueblo flotante situado a sólo doce kilómetros de Siem Reap, el lugar donde más tiempo permanecen los viajeros en el país.

Se pueden visitar sus pagodas y sumergirse en el oscuro Mercado Central, Psah Jah Market, cargado de sabor local. El barrio francés evoca el tiempo de la colonia, y en la calle de la Route 6 se suceden cafés y restaurantes de cocina oriental, china, india y tailandesa.La cercanía de Angkor, a cinco kilómetros de Siem Reap, ha llenado sus calles de hoteles de lujo y restaurantes para turistas. El incesante tráfico de motos no agobia como en la capital, y la experiencia de salir a cenar resulta muy agradable.

Los monumentos de Angkor responden a la expectación creada. En un paisaje exuberante de bosque tropical se reparte un millar de obras antiguas de las que un centenar son los templos más bellos de Asia.

Fueron levantados por la monarquía jemer entre los siglos VIII y XV, desperdigados sobre un extenso territorio. Se necesitan al menos tres días para recorrer los principales edificios sumergidos en la densa vegetación.

El recinto gubernamental y sagrado de Angkor permaneció abandonado durante cuatro siglos y medio, permitiendo que la selva ocultara las hermosas construcciones de piedra, ricamente labradas con relieves y esculturas, hasta que fueron encontradas de nuevo por el francés Henri Mouhot, que cuando publicó su libro Voyage dans les royaumes de Siam, de Cambodge et de Laos (Viaje a los reinos de Siam, Camboya y Laos) en 1868, asombró al mundo revelando un patrimonio desconocido en Occidente.

El gran tamaño del recinto arqueológico invita a buscarse un guía, o a emplear medios estimulantes, desde el alquiler de una bici por un par de dólares diarios, hasta el uso de las motos-taxi, que hacen cualquier trayecto por el mismo precio, o un cómodo y sombreado tuk tuk para recorrer sin fatiga murallas, estanques, canales y paseos entre los árboles.

El edificio más impresionante es Angkor Wat, un templo-montaña, propio de la mitología del hinduismo, que representa el monte Meru, donde residía Shiva. Los reyes se postulaban como encarnaciones de la divinidad y vivían en los templos con los sacerdotes. Angkor Wat alcanzó la perfección, con cuatro torres enmarcando un alto cuerpo central al que se asciende por empinadas escaleras. Los extensos bajorrelieves se incorporan a la sinfonía de espacios y volúmenes ascendentes que culminan en una cúspide a 55 metros de altura.

Las imágenes de los edificios devorados por la selva que inspiró las aventuras de Indiana Jones se encuentran en la antigua ciudad de Angkor Thom, cuya joya es el imponente templo de las cabezas, el Bayon, con sus cincuenta y cuatro torres esculpidas con dos centenares de rostros gigantescos. A la misma época corresponden las terrazas del Elefante y el Rey Leproso. El templo de Ta Prohm se encontró tan invadido por la vegetación que resultó imposible quitarla sin destruir la obra y hoy ofrece una insólita unión de vegetación y arquitectura.

El espectáculo de Angkor es interminable. Amaneceres y crepúsculos sobre los templos llenan de emoción a los viajeros, y las caminatas abren el apetito para disfrutar de cenas gastronómicas en Siem Reap. Para degustar la cocina jemer, el clásico Bayon (Wat Bao Street) es un referente, justo enfrente de Sawasdee, con la mejor cocina tailandesa. La cocina india más sabrosa se sirve en Taj Mahal, y los mejores restaurantes de cocina internacional se encuentran en los hoteles de lujo, en Le Grand, del Grand Hotel d’Angkor, o en L’Escale, del Victoria Angkor Hotel.

Hay muchos restaurantes baratos en Siem Reap, en el entorno del Mercado Central o en Bar Street, donde sirven la cocina popular camboyana a base de arroz glutinoso, vegetales y varios tipos de curry, con pocas proteínas, aunque no falta el pescado fermentado, prahoc, ni las sopas más variadas, de manera que el único cubierto que usan los camboyanos suele ser la cuchara.

Es la misma cocina que se encuentra en otras zonas menos visitadas del país y no menos interesantes, como los templos de Sambor Prei y Preah Khan al este de Angkor o los de Koh Ker y Pasar Prehat Vihear al norte. Al oeste se debe visitar la ciudad de Battambang y, en el sur, en la costa, Sihanoukville con sus playas casi desiertas, desde donde se puede acceder a los ricos ecosistemas litorales y a los bosques tropicales del parque nacional Bokor.

Recorrer Camboya es internarse en uno de los territorios más seductores de Asia, por sus monumentos y por el agrado de sus modestos habitantes, donde dos de cada tres personas tienen menos de veinticinco años. Su alegría y laboriosidad harán cambiar pronto un país que, todavía, permite soñar con el exótico reino medieval jemer cuyo arte descubrió Europa en el siglo XIX.

Guía Práctica 

Cómo llegar

No hay vuelos directos. Thai Airways hace escala en Bangkok para ir a Phnom Penh, y Emirates lo hace además en Dubai. Otras opciones con KLM, Air France y Vietnam Airlines. Precios desde 620 euros i/v. Viajes organizados con Catai Tours, Politours y otras mayoristas.

Oficina de Turismo de Camboya

Dónde comer

Pnomh Penh:

Topaz

Considerada la mejor oferta de cocina francesa en la capital.

Shiva Shakti

La cocina india más elaborada de la capital.

Khmer Surin

Gastronomía jemer con influencias tailandesas. Amplia oferta de pescados y mariscos con precios ajustados.

P & K

Junto al río, representa a la cocina china en la capital. Buen pescado y marisco y un servicio que contribuye al agrado del lugar.

Siem Reap:

Le Grand

Comedor de estilo colonial que ofrece buena cocina occidental y cocina jemer de calidad a precios muy razonables.

L’Escale

En el hotel The Samar Villas & Spa Resort lleva cocina de fusión, muy creativa, al entorno placentero de un jardín tropical.

Taj Mahal

Especializado en comida india preparada para cumplir las normas halal para musulmanes.

Dónde dormir

Pnomh Penh:

Raffles Le Royal

Edificio colonial modernizado que sigue ofreciendo la mejor calidad. Desde 210 €.

Sofitel Phnom Penh

Phokeethra

Hotel de lujo en edificio colonial con servicio de la máxima calidad. Desde 145 €.

The Quay

Moderno hotel boutique situado sobre el paseo a orillas del río. Desde 78 €.

Siem Reap:

Amansara

24 suites de lujo a 10 minutos de Angkor, el resort era la antigua casa de invitados del rey Norodom Sihanouk. Desde 660 €.

La Residence d’Angkor

La excelencia hotelera de Orient-Express se apoya en la arquitectura jemer tradicional. Desde 329 €.

Sojourn Boutique Villas

El encanto de un pequeño hotel de sólo diez habitaciones entre jardines, a corta distancia de la ciudad. Desde 85 €.

 

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